Candidatura no es liderazgo
Alfonso Lessa
04.08.2022 | tiempo de lectura: 4 minutos
El gobierno multicolor que preside Luis Lacalle Pou recién promedia su primera mitad, acomodándose todavía del enorme sacudón del covid y de los ecos de la invasión de Rusia a Ucrania, dos hechos que, acumulados, están provocando una crisis económica global con cifras desconocidas de inflación y otros problemas incluso en los países del primer mundo.
Es decir que estamos lejos todavía, no solo del final del gobierno, sino que este recién empieza a tener el camino relativamente despejado para desarrollar sus planes. Y digo relativamente, ya que la guerra y todas sus consecuencias están en pleno.
Pese a ello, sin embargo, hay señales de quienes podrían confrontar sus propuestas e imágenes en las próximas elecciones. Y en los propios partidos todos actúan sin desconocer ese futuro: un hecho natural en una democracia, aún con la fortuna de no contar con elecciones de medio término, como ocurre en Argentina, por ejemplo, lo que determina que un país viva de campaña en campaña y todos piensen en el corto plazo.
Una reciente encuesta de Equipos Consultores nos dio una pista, quizás temprana, pero clara, de las preferencias de los uruguayos en los distintos partidos y hacia a donde apuntan hoy —hoy— los uruguayos.
Una encuesta de Opción no muestra diferencias sustanciales en el orden de los eventuales candidatos en sus respectivas internas.
Uno podría pensar en principio que no hay demasiadas sorpresas, aunque si miramos todas las elecciones anteriores y sus principales actores-candidatos, sí puede sacarse una primera conclusión: que se ha producido una renovación indudable en todos los lemas.
Esa renovación supone cambios a todo nivel y desafíos para quienes hoy aparecen como preferidos y para sus respectivos partidos.
Y uno de los aspectos más llamativos en la casi totalidad de los casos es la clara disociación entre liderazgos y candidaturas. Los partidos Colorado y Nacional y el Frente Amplio asoman entre sus preferidos con precandidaturas claras, que no coinciden con liderazgos partidarios, que en algunos casos ni siquiera existen.
Existen algunas diferencias que no cambian la sustancia, según la respuesta sea espontánea (no se proporcionan nombres que sí plantean espontáneamente los encuestados) o guiada (cuando la encuestadora da una lista concreta).
La única opción en la que hoy coincide el precandidato claramente preferido con el liderazgo partidario es el de Manini Ríos en Cabildo Abierto. Es decir que, queda muy claro que candidatura no implica necesariamente liderazgo.
En el Frente Amplio, el intendente de Canelones Yamandú Orsi (26% en las espontáneas; 31% en las guiadas) y la intendenta de Montevideo (22 % en las espontáneas y 44 % en las guiadas) encabezan cómodamente las preferencias a mucha distancia de los demás.
No hay sorpresas mayores respecto a Orsi y Cosse, aunque si llama la atención lo bajo del senador Mario Bergara (7 % en el caso de las preferencias guiadas y solo 2 % en las espontáneas) lo que estaría mostrando las dificultades que tiene hoy el Frente Amplio ante el electorado de centro.
El senador Óscar Andrade del Partido Comunista está tercero con 7 o 14, puntos según el modo de plantearse la encuesta.
El caso más contundente de la mencionada disociación entre candidaturas y liderazgos es el de Fernando Pereira: solo el 2 % lo menciona en el caso de las respuestas espontáneas, aunque debe tenerse en cuenta que, aunque tiene una fuerte exposición, él no se ha propuesto explícitamente como candidato.
Pereyra, que suele hacer el desgaste en la escena pública, no ha logrado trasmitir una imagen sólida de liderazgo. Y seguramente en eso incide otro hecho y es la clara falta de conducción que tiene hoy el Frente Amplio, al menos personalizada en algún dirigente, sustituida por una forma heterogénea y dispersa de manejar los asuntos políticos. Pereira opera mucho más como vocero que como conductor.
Y queda claro que Tabaré Vázquez, José Mujica y ni que hablar el general Líber Seregni no tienen sucesor.
Entre los colorados se percibe un fenómeno similar, aunque con características propias y complejas: el candidato preferido es alguien que hoy ni siquiera está en la cancha de la política: Pedro Bordaberry: 27 % en la encuesta espontánea y 44 % en la guiada. Quien le sigue es otro dirigente que no competirá, el expresidente Sanguinetti. Y los demás por ahora están lejos.
Todavía faltan más de dos años para las internas, pero este escenario resulta muy difícil para un Partido Colorado que parece destinado a lograr que Pedro Bordaberry vuelva a bajar a la cancha.
Los blancos muestran una fuerte renovación, producto en buena medida de que en este caso sí existe un liderazgo muy claro, que es el del presidente Luis Lacalle Pou, pero la reelección no existe en Uruguay.
Y allí asoman las novedades y seguramente la influencia y proyección del propio Lacalle: su mano derecha, Álvaro Delgado, secretario de la Presidencia, es hoy el preferido: el 18 % en las espontáneas y 33 % en las guiadas, cuando ya no se coloca a Lacalle Pou.
Laura Raffo es la segunda.
En las guiadas baja mucho el número de indecisos que en el caso de las espontáneas está en el entorno del 30% a 5 %.
En Cabildo, el 75 % se pronuncia por Manini y un diez por Salinas.
La muestra de Opción partido a partido exhibe un escenario casi idéntico a la primera vuelta de 2019. Congelado. Según el candidato fuera el intendente Orsi o la intendenta Cosse, 40 % o 39 % para el Frente Amplio y el conjunto de los partidos de la coalición multicolor 46 o 47. El no sabe o no contesta en algunos escenarios es muy alto: 60 %.
Falta mucho. Mucho tiempo y mucho por pasar. Mucho gobierno y mucha política. Y mucha gente por convencer.