La lucha por el centro, el espacio preferido por los votantes

Alfonso Lessa

05.09.2023 | tiempo de lectura: 3 minutos

Un dilema básico de cualquier actor político que pretenda llegar al gobierno en una democracia es saber dónde captar votos: hacia dónde crecer, conocer en qué espacio del electorado tiene sus fortalezas y en cuáles sus debilidades. En otras palabras, saber cómo posicionarse frente a aquellos que pretende captar.

Algo que, obviamente, están considerando en este mismo momento todos los partidos, sectores y dirigentes: primero, por las internas o primarias. Luego, por la competencia interpartidaria en octubre del año próximo.

Es razonable pensar que en un ciclo electoral de cuatro instancias como el uruguayo se tengan que considerar dos aspectos al mismo tiempo: el perfil de cara a las internas, pero sin descuidar la imagen para octubre. Y las dos cosas no necesariamente van de la mano, porque el precandidato más exitoso en una interna o primaria puede no ser el mejor para afrontar a sus adversarios en octubre.

Siempre se ha considerado que el electorado uruguayo es mayoritariamente de centro y que por tanto para poder ganar es necesario llevar adelante acciones coherentes con ese axioma.
Esto es así y al menos los estudios de opinión pública lo señalan consistentemente desde hace mucho tiempo.

Estos días Equipos Mori, con un análisis de su director, Ignacio Suaznabar, dio a conocer su último estudio sobre autoidentificación ideológica, una herramienta clave en la que se coloca ante el entrevistado una escala de 1 a 10 en la que cada uno se ubica en el lugar con el que se identifica. El 1 es la izquierda.

Y el resultado es contundente porque muestra el amplio predominio de aquellos ciudadanos que se consideran de centro: nada menos que el 39 % de los uruguayos.
En el misma línea, el 18 % se considera de centro-izquierda, el 16 de centro-derecha, solo el 13 de izquierda y el 14 de derecha.

Si sumamos el centro puro con centro-izquierda y centro-derecha, el resultado es abrumador. Es decir que no parece haber mucho espacio para discursos radicales, ni de un lado ni del otro.
Si sumamos centro-izquierda con izquierda y centro-derecha con derecha, el electorado queda casi en tercios desiguales, con una mayoría que sigue siendo de centro: 39 %.

Dos datos más en relación a este estudio: entre los montevideanos donde gobierna el FA desde 1990, el centro también es mayoría, con el 40 %, cifra parecida al interior, con 38 %. La izquierda y centro-izquierda tienen su mayor apoyo en la capital 365, contra 27 en el interior. Y la derecha y centroderecha en el interior, donde llegan al 35 %.

Entre los más jóvenes, aquellos que votarán por primera vez o lo han hecho en alguna elección, entre los 18 y 29 años, la amplia mayoría, el 48 % se considera de centro.

En ese sentido, una novedad la constituye el crecimiento de jóvenes —un electorado que se consideraba cautivo del Frente Amplio— que ahora se consideran de derecha, el 24 % ante el 28 de izquierda.

El voto joven o nuevo alimentó en su momento una hipótesis de César Aguiar —que se cumplió— respecto a que si no se producía un cambio drástico, solo por la evolución demográfica el FA en algún momento sería gobierno.

Siguiendo con el estudio de Equipos, el centro gana en todas las franjas etarias, salvo el interior, donde la derecha es mayoría con el 39 %.

Quienes se autoidentifican como de izquierda tienen su espacio mayor entre los votantes de entre 30 y 49 años con el 34 % y de todos modos por debajo de los de centro.

El estudio aporta una serie de datos que resultan importantes en vísperas de un año electoral en el que el Frente buscará volver al gobierno y la coalición multicolor mantenerse en el mismo.

Muchas de las actitudes que se observan y se puedan apreciar con más claridad de ahora en más podrán explicarse en buena medida por esta realidad. Esto es particularmente significativo en el Frente Amplio, donde el intendente Yamandú Orsi claramente busca ganar a los votantes de centro, lugar que por otra parte aspira a ocupar Mario Bergara. Claramente discurso y el talante de la intendenta Carolina Cosse es más duro.

Más aún: tal vez la actitud de quienes no apoyan el plebiscito sobre jubilaciones en la izquierda también pueda estar influenciada por lo que parece un clima poco propicio desde el punto de vista ideológico.