El fantasma del Cilindro recorre el Antel Arena

Por Mauricio Almada

23.09.2021 | tiempo de lectura: 3 minutos

¡Qué lindo que es el Antel Arena! Basta mirarlo de lejos para quedar impresionado. Y ni que hablar de lo que es disfrutar allí de un espectáculo musical o deportivo, o en estos tiempos de pandemia haberse convertido en el mayor centro de vacunación del país. Ante la pregunta de si es mejor tener al Antel Arena o no tenerlo, nadie puede dudar. La cuestión es qué costo ético y material hubo que pagar para tenerlo. Sobre esto último, el informe que la Jutep hizo en base a una auditoría externa contratada por Antel, y que difundió en los últimos días, precisó la cifra de lo que costó levantar este gigante multiuso: 119.721.147 dólares. ¿Es mucho o es poco? Es casi tres veces más de lo que se anunció en la conferencia de prensa que dieron hace once años la entonces presidenta de Antel, Carolina Cosse, y la entonces intendenta de Montevideo Ana Olivera, para anunciar el mega proyecto conjunto.

Este alto costo que hubo que pagar no es poca cosa, ya que por una vía o por otra los ciudadanos terminaron poniendo mucho más dinero del que le dijeron. Esto fue consecuencia, indicó la Jutep, de la ausencia de un plan financiero que permitiera calcular seriamente los costos del proyecto.

La Jutepo afirmó que Antel “no se sujetó al ordenamiento jurídico vigente, vulneró los principios generales de Derecho que rigen al obrar administrativo y los específicos de la contratación administrativa que dispone el TOCAF». No se pronunció sobre las responsabilidades políticas, civiles y penales que el caso pueda acarrear.

Más allá de los puntos que analizó la auditoría externa y que constató la Jutep, que revisten gravedad en el manejo de la cosa pública, hay un tema anterior que ha quedado fuera de la conversación y del análisis: el Antel Arena se hizo sobre las cenizas del Cilindro Municipal. Si este no se hubiera incendiado en octubre de 2010 el Antel Arena no estaría donde está y quizás no existiría en otro lugar. La idea surgió a partir del incendio del Cilindro y de la afectación que le produjo. Vale la pena recordar que el incendio estuvo rodeado de circunstancias particulares. Se produjo un día en que el sereno estaba de asueto. Un cortocircuito desató la chispa que terminó con el techo caído y la cancha destruida como si la hubieran bombardeado. Era un coloso de cemento, del cual resultaba difícil imaginar que su final podía estar relacionado con el fuego.

Se evaluó por parte de la Intendencia de Montevideo que el Cilindro tenía problemas estructurales cuya reparación era difícil de estimar. Y ahí apareció la asociación con Antel. Todo cerraba. La Intendencia ponía los terrenos y Antel hacía desaparecer al viejo Cilindro y levantaría este moderno edificio que hoy tenemos. ¿Pero realmente el Cilindro estaba destruido? ¿El extraño incendio había comprometido de forma definitiva su estructura? Hubo que tomar una decisión: o reparar el histórico edificio o tirarlo abajo y construir otro.

Poco importó la historia del Cilindro Municipal, los hitos históricos que allí se vivieron, desde deportivos hasta políticos pasando por un amplio arco de lo que también fue un estadio multiuso.. El proyecto que había ganado el concurso público que hizo la Intendencia fue el del arquitecto Lucas Ríos, quien junto a los ingenieros Alberto Sydney Miller y Leonel Viera hicieron su estructura. Se iba a realizar en Montevideo la primera Exposición Nacional de Producción, fundamentalmente vinculada a la industria. Se trataba de construir para la muestra la estructura central, los pabellones, el Teatro de Verano y un parque infantil. Y se hizo. Se inauguró a comienzos del verano de 1956. Entre las novedades que se presentaron estaba la televisión, hito histórico en las telecomunicaciones en Uruguay.

Una década después el Cilindro se remodeló y quedó preparado para recibir el quinto campeonato mundial de básquetbol. Luego siguió la historia con espectáculos de todo tipo, desde patinaje sobre hielo hasta pantallas gigantes para transmitir un campeonato del mundo. Artistas nacionales fueron llamados a pintar murales en su fachada.

¿Tirarlo abajo? ¿Y el patrimonio que aquella construcción representaba? El actual presidente de la comisión de patrimonio, William Rey, dijo a Galería que “fue un crimen la demolición del Cilindro Municipal. Se produjo en un tiempo en el que tenemos muy claro que era un bien patrimonial y arquitectónicamente un ejemplo singular y excepcional”.

Poco importó En 2014 se transmitió en directo, con orgullo y sin vergüenza la implosión del Cilindro. Se fue un pedazo de historia. Hoy tenemos al espectacular Antel Arena. Pero por sus intestinos deambula el fantasma del Cilindro, que cada tanto se hace sentir.