La Sociedad de la Nieve
Por Leonardo Luzzi
17.01.2024 | tiempo de lectura: 3 minutos
La historia de los jóvenes de Los Andes, esa tragedia que marcó a Uruguay, fue un símbolo de la resiliencia, del se puede a pesar de todo, fue una historia de amor, fue las ganas de querer volver a casa, el deseo de abrazar a la familia, fue el no rendirse, fue el querer vivir.
Hace años escuché por primera vez comentarios con cierto tono despectivo que afirmaban que se salvaron de aquel accidente aéreo en la montaña porque eran de Carrasco, porque estaban bien alimentados y en definitiva porque muchos de ellos venían de clases altas de la sociedad. Además, muchos de ellos eran Católicos. Ese desprecio me quedó resonando y seguramente fueron comentarios aislados.
Sin embargo, esos recuerdos volvieron cuando el candidato del Frente Amplio a las internas, el senador Mario Bergara, opinó hace unos días sobre el tema marcando la pertenencia de los sobrevivientes a una élite.
“La epopeya de Los Andes fue protagonizada por chiquilines de los sectores más ricos de la sociedad. Muchachos de élite, sin vuelta ni matices. Sin embargo todos estamos orgullosos de que sean uruguayos.
Es una historia que siempre me emocionó, entre otras cosas por sus visos de heroísmo. Puede que en el Uruguay haya recelos de clase y también consciencia de las diferencias de clase, pero no hay ni debe haber odio ni grieta. Para mi, no es poca la diferencia y hace a las particularidades de esta sociedad que hemos construido” escribió el senador Bergara.
Algo así como estamos contentos “pero”… son ricos.
Ante tantas críticas que recibió de propios y ajenos, el candidato se vio obligado a escribir una aclaración de lo que quiso decir y reconoció que “no fue feliz” en particular la expresión “sin embargo”.
Muchos años después de haber escuchado aquellos primeros comentarios, tuve la suerte a fines de 2022 en Canal 5, de entrevistar al doctor Roberto Canessa, hoy cardiólogo de niños, quien en aquel 1972 integró el equipo de rugby de un colegio que viajaba a Chile para un partido y para disfrutar de la juventud cuando el avión en el que iban se estrelló en los Andes.
La charla duró algo más de media hora, fue enriquecedora, y no se mencionó, no se lo pregunté, la forma en que se alimentaron de cuerpos humanos para sobrevivir.
En esa conversación, si quise preguntarle sobre aquellos comentarios que había escuchado acerca de que se salvaron por ser “carrasquitos”.
Tranquilo respondió: “Una señora una vuelta, un día, me dijo que si hubieran sido los muchachos del barrio al segundo día estaban afuera, estos eran unos delicados, por eso demoraron tanto en salvarse. Y bueno de repente es verdad, de repente si hubieran sido de otros barrios hubieran salido antes, habría que probar. Hicimos lo que pudimos” respondió Canessa.
El sobreviviente que salió a caminar por la montaña con Fernando Parrado en busca de ayuda entiende que “la grieta” está disminuyendo.
Otros protagonistas del accidente interpretaron de manera distinta las expresiones de Bergara.
Para el sobreviviente Eduardo Strauch, que el precandidato haya hablado “de muchachos de élite” es algo “estúpido y lamentable”. Strauch fue el primero que nombró Carlos Páez Vilaró cuando, uno a uno, comunicó a un radioaficionado uruguayo los nombres de los 16 que regresaban a casa tras la caída del avión.
Otra opinión sobre los dichos de Bergara la dio Gustavo Zerbino, para quien el político fue “malinterpretado”.
La historia de los Andes, que parece puede politizarse, es ahora un éxito mundial del cine que muestra el coraje que tuvieron esos compatriotas, los que regresaron y los que no pudieron hacerlo, que enfrentaron lo peor con la esperanza de llegar a casa. La historia dejó un mensaje de unión y de resistencia para todas las personas, en particular, para los que nacimos acá sin importar el barrio.