Prohibición de productos con octógonos pone en riesgo cantinas, señalan desde la Cámara

Reclaman atención de las autoridades para compensar la prohibición que tendrán desde enero para vender muchos de sus productos

30.11.2023 | tiempo de lectura: 2 minutos

La Cámara de Cantinas de Espacios Educativos del Uruguay advierte de los riesgos que supone para los comercios de ese rubro la prohibición de vender productos con etiquetado que posean octógonos en las cantinas escolares.

Reclaman atención de las autoridades para compensar la prohibición que tendrán desde enero para vender muchos de sus productos.

El 50% de las cantinas no habían renovado el contrato hasta octubre de este año, señaló a Justos y pecadores, Alejandra Ferreira, presidenta de la Cámara de Cantinas de Espacios Educativos del Uruguay.

Los cambios planteados para una alimentación más saludable es otro de los puntos en cuestión.

El anuncio de prohibición de venta de alimentos cuyo etiquetado contenga octógonos en las cantinas de centros educativos, comenzará a regir a partir del próximo año. La medida, según expresó Ferreira, fue una sorpresa para la cámara que los nuclea.

“Esto comenzó hace dos años y quedó medio stand by, porque no se sabía de qué manera se iba a implementar. Nos presentamos en el Parlamento, hablamos con la bancada del MPP y del Partido Nacional. En realidad, ellos querían sacar la ley mucho antes”, afirmó.

Agregó que la mayoría de los cantineros elaboran los productos cuando cuentan con el espacio adecuado, pero existen muchas cantinas que no cuentan ni siquiera con agua. “Más en el interior, que en Montevideo. Y muchas cantinas solo funcionan como quioscos, no tienen la posibilidad de elaborar”, señaló.

Prácticamente todos los alimentos -desde alfajores, bebidas refrescantes, pasando por fiambres- tiene en su etiquetado las figuras de octógonos que advierten sobre mayor cantidad de sodio, grasas saturadas o azucares, por ejemplo.

“Lo que queda por fuera son las frutas y todo lo que sea casero. Las que tenemos cocina ya los hacemos hoy. Las que funcionan como quioscos no tienen esa posibilidad. Pero lo que más sale son paquetes de galletitas, de snacks o bebidas cola. Además si no lo compran adentro, , lo pueden comprar en el quiosco fuera del centro educativo. El objetivo se comparte totalmente. Lo que nosotros entendemos es no prohibir la venta, sino educar. Desde ese lugar sí lo entendemos y lo apoyamos. Pero esto no viene desde una cantina del liceo o una escuela, viene desde la casa. Empecemos a educar al niño para que no consuma determinados productos”, dijo.

En las cantinas de contexto bajo (Ferreira está al frente de la del liceo 25) “los niños no tienen 70 pesos para comprar una medialuna, vienen con 20 pesos a comprar un paquete de galletitas, un alfajor, el helado tubito. Además del alquiler que tenemos que pagar, otorgamos becas. En mi caso, tengo veinte becas en la cantina que la pagamos nosotros. Se necesitan quince refuerzos y cinco almuerzos. No las paga la dirección del liceo, ni Secundaria”, explicó.

Las cantinas alquilan los locales, sobre la base que ponen los liceos. En base a eso, los interesados van a licitación, pagan un alquiler, con un depósito previo de tres meses. A octubre de este año, el 50% de las cantinas no habían renovado el contrato.

“En el liceo que yo estoy, de contexto crítico, se paga un alquiler de 4.600 Unidades Indexadas, lo que significa unos treinta mil pesos, a lo que hay que sumarle BPS y DGI. Muchas veces no logro cubrir los gastos de mi cantina”, afirmó.

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Foto: Javier Calvelo / adhocFOTOS.