Cuba: un debate que aterriza en la izquierda

Alfonso Lessa

31.10.2022 | tiempo de lectura: 3 minutos

Casi 64 años después del triunfo de la revolución, el tema Cuba sigue generando polémicas y no solo por las críticas desde disidentes del régimen, de la derecha o Estados Unidos, sino porque la realidad está provocando diferencias claras en la propia izquierda.

Son más quienes empiezan a reconocer al régimen tal como lo que obviamente es: una dictadura. Y se expone públicamente lo que durante mucho tiempo se intentó negar u ocultar.

En ese sentido el nuevo presidente chileno, Gabriel Boric, ha sido un precursor, llamando a las cosas por su nombre y quejándose del hecho de que, desde la izquierda, haya quienes cuestionan a quienes critican los regímenes de La Habana, Venezuela y Nicaragua.

Boric expresó recientemente, entre otros conceptos que ha reiterado: “Me enoja cuando eres de izquierda y no puedes hablar de Venezuela o de Nicaragua. El gobierno de Nicolás Maduro está violando gravemente los derechos humanos. Desde la izquierda debemos condenarlo sin empates ni matices. En Cuba hay presos por pensar distinto y eso es inaceptable”.

Y estos planteos, que se reiteran en otros países, también aterrizaron en el Uruguay.

Algunas semanas atrás fue el intelectual de izquierda, Carlos Liscano quien puso el tema sobre la mesa en Uruguay con una libro muy fuerte, cuyo título es de por sí expresivo acerca de los tabúes sobre el régimen de la isla: Cuba, de eso mejor ni hablar.

Exguerrillero tupamaro, que estuvo preso durante 13 años, escritor, viceministro de Cultura con Tabaré Vázquez y director de la Biblioteca Nacional durante el gobierno de Mujica, nadie podría sospechar de motivaciones políticas.

Y su libro es sencillamente demoledor, incluyendo los campos de concentración, la persecución que durante mucho tiempo han sufrido personas homosexuales y religiosas, los trabajos forzosos, el nivel de vida que ostentan los hijos de los miembros del aparato del régimen —al puro estilo nuevo rico de Miami— en contraste con la miseria de mucha gente; y el papel jugado por algunos intelectuales —incluyendo uruguayos— en el ocultamiento de esa realidad.

En este marco, el tema empezó a colarse también al más alto nivel del Frente Amplio.

En los últimos días el intendente de Canelones y aspirante presidencial, Yamandú Orsi, no temió a hablar de dictadura. En una entrevista en el programa En Perspectiva con Emiliano Cotelo y Romina Andreoli, dijo compartir el punto de vista de Boric: “Comparto. A veces me preguntan sobre la democracia, y en Cuba, desde el año 1959 está la dictadura del proletariado. Los viejos manuales. Eso fue fruto de una experiencia política que marcó toda una época y en esa se quedó. Yo soy de los que considero que la democracia implica pluralidad de partidos”.

Orsi realizó consideraciones sobre China y cuestionó actitudes de algunos países occidentales, reconoció que existen posturas diversas en el Frente Amplio y explicó que se trata de una “coalición” con “diversidad de opinión”.

“Yo no me olvidó —agregó, profundizando en este asunto— de la época del socialismo real o lo que fue la experiencia de Checoslovaquia para la izquierda uruguaya. Eso no impide que puedas seguir trabajando juntos llamando las cosas por su nombre. Respetando las realidades concretas locales y evitando la hipocresía”.

¿Puede sorprender la postura de Orsi? En parte sí, o para alguna gente si, incluso por pertenecer al MLN, que en los 60 y 70 actuó inspirado en la revolución cubana. Pero, como ya se escribió más arriba, el jefe comunal remarcó que esa fue una experiencia de otra época y allí se quedó.

Para quien aspira a la Presidencia de la República y sabe que para ganar debe capturar votos del centro, esta definición —porque es toda una definición— no debería generar demasiada sorpresa.

No son pocas las oportunidades en las que el intendente canario ha mostrado posturas distintas a las de otros actores del Frente Amplio y marcado distancia con ellos.

En este tema dio un paso que algunos podrían considerar menor, pero no lo es. Y respecto a la interna del Frente Amplio pone en una posición incómoda a la intendenta de Montevideo, Carolina Cosse, que tuvo el apoyo del Partido Comunista y quizás lo esté esperando para la campaña próxima. Y sería impensable una pronunciamiento de este tipo teniendo en cuenta esa ecuación política. Más aún, algún tiempo atrás defendió a los regímenes mencionados y sostuvo explícitamente que Cuba no es una dictadura.

En la última campaña, cabe recordar, ya hubo un cruce respecto a la URSS cuando Daniel Martínez le realizó duras críticas a aquella experiencia, el PCU lo cuestionó y terció José Mujica afirmando que no entendía por qué se sentía ofendido un sector que en sus definiciones incluye a la dictadura del proletariado.

De esta forma, Orsi afianza una postura que busca ampliar su electorado desde la izquierda al centro y empieza, en relación a sí mismo, a despejar incógnitas y variables que van a estar en la campaña, en entrevistas y debates respecto a uno de los temas más complejos que tiene para resolver el Frente Amplio: el de su política y relacionamiento internacional.