Los caminos de la campaña

Alfonso Lessa

10.12.2021 | tiempo de lectura: 3 minutos

La confirmación del número de firmas necesarias para la convocatoria a un referéndum por la LUC, abre un nuevo escenario político, aunque en realidad podría decirse que confirma lo que ya venía sucediendo desde que se anunció recolección de las adhesiones.

Para la oposición y el sindicalismo se trata de derogar un conjunto de normas de una ley votada en buena parte por el Frente Amplio, incluyendo algunas que ahora se quieren dejar sin efecto. Pero parece muy claro que este referéndum va mucho más allá: aunque se lo niegue, es una movida contra el gobierno multicolor, una pulseada y una forma de buscar su desgaste.

Así lo deja en claro, en algún caso de manera explícita, la serie de conflictos que se desarrollaron de manera simultánea en los últimos días, como el de Ancap, con medidas inusitadas como la paralización de la planta de La Teja, lo que no ocurría desde hace casi cinco décadas, cuando el golpe de Estado.

Una medida extrema, como la calificó el propio gremio en una carta que enviaron al presidente pidiéndole una reunión. Es decir que, primero paralizaron la planta, y después le solicitaron la reunión.

No parece haber una explicación demasiado racional para esta medida, más allá de la legitimidad de los reclamos, si no se tiene en cuenta el contexto de la LUC. Si habrán pasado cosa desde la última vez que se tomó esa medida, si habrán existido conflictos de todo tipo y color, momentos difíciles de la transición cuando los sindicatos ya estaban reorganizados, en fin, consultas populares sobre diversos temas, y nunca se asumió una decisión de esta naturaleza.

En el oficialismo hay quienes ubican esta decisión en el marco de una ofensiva desde distintos frentes para tratar de erosionar el gobierno por el consulta por la LUC. Si se les suma, por ejemplo, la reiteración de paros en el puerto, transporte, BROU, enseñanza, entre otros sectores, esa interpretación no parece desenfocada.

El propio PIT CNT ubicó este nuevo conflicto en ese contexto, al justificarlo en la gestión del directorio de la empresa pública porque, sostuvo, “está enmarcada en una política de concepción neoliberal que impulsa este gobierno, cuyo objetivo es el achique y desmantelamiento de las empresas públicas”.

El directorio de Ancap, en tanto, calificó las medidas como “de inusitada e injustificable gravedad” y que “ponen en riesgo la continuidad de la operación de la refinería”. “Tendrá un impacto económico y ambiental relevante y aún indeterminable, en una situación que tiene como antecedente similar más cercano en el tiempo a las medidas sindicales de julio de 1973 en circunstancias sociales del país que no son para nada comparables”.

Y es que, efectivamente, al tomarse las mismas medidas que en 1973, se haya buscado o no, queda planteado un paralelismo entre aquellas épocas oscuras y este momento.

Este clima de polarización y confrontación, se da de frente con al menos dos hechos que ocurrieron en los últimos días en el Parlamento: los sendos homenajes al ex presidente Tabaré Vázquez y al ex vicepresidente Gonzalo Aguirre. Fueron dos demostraciones de tolerancia y gran apertura política. En el caso de Aguirre, el clima general y el gran discurso del senador Enrique Rubio del Frente Amplio, expresaron ese clima. El homenaje a Vázquez tuvo incluso la presencia del presidente Luis Lacalle Pou y de los ex presidente Sanguinetti y Lacalle Herrera.

Liberado ya de la movilización por las internas y con el alivio de la confirmación del referéndum -un balón de oxígeno luego de la derrota electoral- el Frente Amplio se dedicará de lleno a la campaña por la derogación y tiene dos formas de hacerlo: confirmar la clara estrategia de polarización que ha llevado adelante hasta ahora -con el acicate de algunos gremios- o buscar un camino más moderado que le permita captar votos de centro; un camino que también debería analizar para las próximas y lejanas elecciones.

En ese sentido, se plantea una gran pregunta, central, respecto al futuro: ¿a quién favorece un clima de conflictividad? ¿A quiénes lo promueven como respaldo a su postura, o a un gobierno que por ahora goza de un fuerte respaldo, al que las cifras comienzan a darle bien y que ha recibido hasta el apoyo de organismos como el FMI acerca del modo político y económico con el que enfrentó la pandemia?

Las próximas semanas comenzarán a darnos las pistas sobre esta campaña, inusual, entre otros aspectos, por el momento en el que se habrá de desarrollar: pleno verano.