Ofensiva contra el gobierno

Por Alfonso Lessa

04.10.2021 | tiempo de lectura: 3 minutos

Duros discursos en el Congreso del Frente Amplio, entre los que destacó el del coordinador de la coalición, Ricardo Ehrlich, cerraron una semana de clara ofensiva contra el gobierno, tanto por la vía política como sindical.

Dos interpelaciones contra otros tantos ministros políticos -el de Interior, Luis Alberto Heber y el de Defensa, Javier García- se sumaron a sendos conflictos sindicales, entre los que destacaron el de UPM y el puerto. Casualidad o no, todo al mismo tiempo.

La interpelación a Heber por parte de la diputada del Lucía Etcheverry del MPP comenzó por un hecho reiterado a lo largo de años, como el de una fuga de un preso sin mayor relieve. A esto se sumó luego el grave secuestro de un recluso por otro grupo de reclusos violando claramente sus derechos más elementales.

La otra interpelación, al ministro Javier García, por parte del diputado comunista Gerardo Nuñez, sorprendió por su desfasaje con los hechos cuestionados, por el tiempo en el que transcurrió desde la compra de los dos Hércules, ocurrida en diciembre del año pasado.

Dede el oficialismo se aprecia esta ofensiva como un intento por generar un clima agitado para la campaña por la derogación de la LUC, aunque muchas de las afirmaciones que se hacen sean discutibles o no tengan relación con esa norma.

Resulta clara la radicalización del discurso de la izquierda y de sectores sindicales, marcada fundamentalmente por el Partido Comunista y el MLN y en el que los sectores moderados que buscan coordinador sus acciones todavía no aparecen con fuerza.

Esta estrategia de radicalización plantea dudas entre las que se incluyen hasta qué punto será sostenible teniendo en cuenta, por una parte, que de confirmarse las firmas, aún falta bastante tiempo para la consulta popular; y por otra, cuál está siendo las reacción y cual sería la respuesta del electorado a esas posturas tan corridas a la izquierda.

Los estudios de opinión pública nos dan algunas pistas. Falta mucho, pero las encuestas coinciden en cuatro aspectos: 1) hoy existe una mayoría favorable a mantener la ley; 2) El PIT-CNT -un promotor central de la derogación- es una de las instituciones con mas baja valoración por parte de los uruguayos; 3) a pesar de que la central calificó como “enorme” la adhesión a los paros generales en esta administración, en realidad tuvieron una escasa adhesión, de más o menos un 12 %, de acuerdo a los estudios de Equipos Mori; 4) el presidente Lacalle Pou pese a la pandemia y de la clara ofensiva contra su gobierno, mantiene estable un apoyo superior al 60 % y un rechazo que no supera el 35 %.

¿Esos datos significan que el resultado está cantado? Para nada, pero son indicadores que permiten medir la temperatura actual.

Después de un período de desasosiego provocado por la derrota electoral, justo en un momento de transición, sin una conducción clara, sectores de la izquierda con fuerte presencia en el sindicalismo han buscado saltear una autocrítica profunda sobre lo ocurrido y han optado por tomarse del la LUC como tabla de salvación. Esa firme postura terminó arrastrando a dirigentes y sectores que en principio no estaban de acuerdo.

Quedan mucho tiempo por delante y muchas cosas por aclarar y explicar para las dos partes. Ehrlich, por ejemplo, atacó a la política exterior uruguaya calificándola como errática, sin rumbo y no soberana. pero a qué se refiere: ¿a las posturas contrarias a las dictaduras de Venezuela, Cuba y Nicaragua? ¿Al TLC con China y la decisión de avanzar en acuerdos bilaterales, más allá de la opinión de socios muy complicados en situación caótica? En esta campaña, aspectos como esos, en algún momento deberán ser aclarados. Las dos partes tienen la palabra.

¿La LUC ataca derechos y conquistas sociales? ¿Cuáles? La perceptible baja en el delito, ¿es sólo resultado de la pandemia?
Las dos partes tienen la palabra.

¿Es cierto como afirmó Ehrilch que el gobierno no tienen un plan para luego de la pandemia? Todos tienen la palabra.

La campaña será intensa y probablemente dura. Pero en política, intensidad y dureza, son dos elementos que deben ser administrarse con cuidado.