Otro gato sobre la mesa
Por Mauricio Almada
30.08.2021 | tiempo de lectura: 2 minutos
Cuando todavía no se terminaron de convalidar las firmas para llevar a referéndum 135 artículos de la Ley de Urgente Consideración y ya empezaron los debates en torno a la misma, otra consulta popular se está gestando en un segundo plano, fuera de los focos de las cámaras, casi en silencio, pero que puede convertirse en una papa hirviendo para el gobierno de coalición: la reforma de la seguridad social.
Se dirá que es anticiparse demasiado a los hechos, que primero se pasará por la instancia del referéndum sobre la LUC y luego se verá, paso a paso, cómo enfrentar el movimiento telúrico que va a generar esta reforma de la seguridad social en ciernes. La LUC creó una comisión de expertos con integración diversa, que terminó siendo presidida por Rodolfo Saldain –un capo en el tema- que viene trabajando en un texto base para el proyecto de ley en la materia.
Tuvo que pedir ya dos postergaciones en el plazo que tenía para culminar su trabajo, lo que demuestra que no es nada fácil por cierto. Algunos trascendidos de los cambios que propondría la reforma -por supuesto mucho antes de conocerse el texto definitivo que no existe- alcanzó para que un grupo de sindicatos se juntara bajo el paraguas de “Movimiento Nacional de Defensa de la Seguridad Social”, alentados fundamentalmente por la Asociación de Trabajadores de la Seguridad Social, que ya hizo una serie de propuestas que van en una línea muy diferente a la de la de la comisión de expertos.
Este movimiento ha dejado claro que la reforma debe ser “integral, participativa y refrendada por una consulta popular”. Ahí está el anuncio tempranero del camino que seguirá este puñado de sindicatos al cual sin duda se irán sumando otros, así como diferentes sectores de la sociedad. Existen altas probabilidades de que este movimiento crezca hasta llegar, no se sabe aún por qué camino, a una consulta popular sobre la futura reforma jubilatoria.
La situación del sistema previsional mixto creado en 1996, ahora bajo la presión de un enorme déficit, .está exigiendo cambios estructurales que permitan su viabilidad futura. Eso está fuera de discusión: así no se puede seguir. La cuestión es cómo cambiar el sistema. Se espera que este año ingrese al parlamento el proyecto de ley y que tenga su votación en 2022.
Si bien el mantenimiento de la LUC será un desafío para el gobierno en el referéndum del próximo año -más allá del incierto resultado- tiene oportunidades para defenderse con solvencia. En cambio, en una consulta popular sobre la seguridad social las oportunidades de éxito de su defensa pueden resultar más escasas. Para muestra basta un botón. Uno de los primeros cambios sobre los que se habló es la extensión de la edad de retiro, llevándola de 60 a 65 años, consecuencia lógica del aumento en la expectativa de vida.
Una encuesta de Equipos de comienzos de este año arrojó que el 78% estaba en contra de aumentar la edad de retiro. Con eso alcanza. No es necesario argumentar mucho más, como efectivamente lo hizo ATSS y el Movimiento Nacional de Defensa de la Seguridad Social. Su propuesta abarca también la preservación y fortalecimiento del sistema contributivo, la reducción de las exoneraciones en los aportes patronales y la eliminación de la gestión privada y el lucro en el ahorro obligatorio.
Con esa batería promoverán una consulta popular. Y esa va a ser brava.