Un año clave entre lo político y lo judicial

Alfonso Lessa

03.03.2023 | tiempo de lectura: 4 minutos

El discurso del presidente Luis Lacalle Pou ante la Asamblea General y la vuelta a la normalidad del trabajo parlamentario dieron comienzo de hecho al año político, que no será, precisamente, un año más.

2023 es año preelectoral, lo que empujará a todos los dirigentes, partidos y sectores a comenzar a ordenarse de manera más clara pensando en 2024. Esta circunstancia teñirá aún más a la política de un electoralismo que se ha ido adelantando como pocas veces en el pasado. Precandidaturas, candidaturas, internas, alianzas, choques y la ubicación de cada quien en este escenario, influirán en los discursos y en los hechos.

2023 será un año de reformas muy relevantes —incluyendo los cambios en la educación— debates y pulseadas a distinto nivel, también teñido por otra circunstancia que ya se ha metido de lleno en la agenda pública: los diferentes casos que se encuentran en la justicia, resueltos o pendientes de resolución, algunos muy gruesos y que eventualmente pueden tener consecuencias políticas concretas.

El caso Astesiano —grave e insólito— podrá seguir en el escenario, pero su cierre por parte de la fiscal Fossati en un acuerdo de partes con cuatro años y medio de sentencia (criticado por la oposición) quita revoluciones a un asunto en el que el Frente Amplio puso mucha energía y que alcanzó una gran impacto mediático. La coalición de izquierda alentaba que el caso involucrara a funcionarios de mayor jerarquía.

Seguirán algunas discusiones pero, salvo sorpresas, resulta difícil que alcance en sí mismo el impacto del año pasado. La fiscal, de todos modos, segúnún anunció, seguirá investigando el caso de pasaportes falsos en otros países.

El caso abrió brechas impensadas como el hecho de que el sociólogo Gustavo Leal haya pasado de testigo a indagado, luego de entrevistarse con el padre de Astesiano en el Chuy.

Leal se había comprometido a explicar públicamente los motivos de su reunión y a realizar revelaciones de gran relevancia. Hasta el momento de escribir estas líneas, sin embargo, esas causas no se conocieron.

Es de suponer que en el Frente Amplio hay quienes conocen el fondo de este asunto, porque la coalición lo respaldó.

Como consecuencia de este tema y de críticas que realizó a la fiscal, la misma realizó una demanda por difamación e injurias al presidente del Frente Amplio, Fernando Pereira, que también recibió el apoyo de la coalición de izquierda sobre todas y cada una de sus palabras.

Pereira había dicho, entre otras cosas, que Fossati no actuó de acuerdo a derecho, una acusación muy grave para un fiscal.

Lo cierto que todo esto ha ido cambiando el foco de la discusión. Además, comenzaron a conocerse detalles de la investigación acerca del caso policial más escandaloso que vivió el Uruguay en mucho tiempo, de amplia repercusión internacional y que generó roces con Italia: la asombrosa fuga del mafioso de ese país Roco Morabito de la Cárcel Central en junio de 2019.

Recién ahora —casi cuatro años después— empiezan profundizarse o conocerse las investigaciones, que incluyen los encuentros clandestinos bajo protección policial en Cárcel Central entre Morabito y el capo narco mexicano González Valencia. Este último era trasladado a la Cárcel Central con el argumento de presuntas visitas conyugales (nadie explica por qué no se podían realizar en su lugar de detención) e incluyeron hasta el suministro de un teléfono. Morabito, como se pudo ver en el programa “Otra Mirada” de canal 4, tenía tanto poder que daba vuelta personalmente las cámaras de la prisión para evitar que lo filmasen.

El tema ha dado lugar a controversias y ha puesto en el primer plano al ex director de la Policía Nacional, Mario Layera y a otros jerarcas e incluso colocó sobre la mesa eventuales responsabilidades políticas, incluyendo la del fallecido ministro de Interior, Eduardo Bonomi.

En otro terreno, quedan pendientes, entre otras temas, las investigaciones judiciales relativas al Antel Arena y las acusaciones contra el exdirector del Ministerio y del Interior y actual senador Charles Carrera, donde podrían surgir más novedades.

En el oficialismo, el giro de los acontecimiento ha significado un cierto alivio y ofrecido otro marco para la presentación de Lacalle Pou en el Parlamento.

El presidente se mostró confiado en el rumbo que ha tomado su gobierno y, como suele ocurrir en estos casos, pasó revista a un importante número de obras y concretó los anuncios sobre rebajas impositivas. Desde la oposición inicialmente se había criticado la concreción de esas rebajas, pero luego se las criticó por insuficientes.

La presentación de Lacalle Pou se dio en momentos en que dos encuestas mostraron una rebaja en el apoyo a la gestión del presidente, aunque todavía tiene un saldo positivo y en general es bastante mayor al de otros mandatarios de la región.

De todas maneras, resultó llamativa la diferencia de ese saldo en las dos encuestas: para Opción la aprobación es de 43 % mientras la desaprobación es de 29%; para Cifra, la aprobación es de 44% y la desaprobación de 42%.

El Frente, aunque falta mucho tiempo, sigue liderando la intención de voto, incluso sobre el conjunto de la coalición multicolor.

Todavía queda un trecho muy importante de la administración Lacalle Pou, que puede resultar fundamental teniendo en cuenta la parálisis que implicó la pandemia y los ecos de la guerra de Rusia contra Ucrania. En ese sentido, lo del comienzo: todo lo que ocurra este año será trascendente para todos los actores políticos.